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viernes, 13 de mayo de 2011

SILLITA DEL COCHE

El otro día, al montarse en el coche alguien que no éramos ni Javi, ni la niña ni yo; miré hacia la sillita de Míheret; y ví horrorizada la MIEEEERDAAAA que tenía.
En ese momento creía que me moría de la vergüenza; pero la verdad es que en toda la semana ni me he vuelto a acordar ni me he vuelto a fijar, y eso que la usamos todos los días.
Hoy me he acordado que mañana vamos de comunión y que quizá monte alguien en el coche y es una vergüenza; así que me he subido la sillita en cuestión para lavarla.
Claro, justo cuando me he puesto a desmontarla para lavarla, me he acordado por qué la llevo tan sucia.
¡QUÉ HORROR DESMONTAR Y MONTAR LA DICHOSA SILLA!
Tiene narices lo dificil que es poner tanto cinturón, tanta esponjita y tanto enganche de los co...
Vamos que puedo asegurar que cuando vueva a lavarla será porque me vuelva a dar vergüenza.

domingo, 1 de mayo de 2011

¡FELICIDADES!

Muchas veces me ha dicho mi madre: "Cuando tú seas madre, ya me dirás...".

Y qué ciertas eran sus palabras.

Si algo he aprendido desde que soy madre, es que un hijo lo es todo; y por eso, desde que tengo a Mïheret conmigo, puedo saber exactamente de qué manera me/nos quiere mi madre (y mi padre).

Hasta que no se es madre, no te das cuenta de lo que significas en la vida de tus padres, solo entonces es cuando sabes de qué manera te quieren y lo que serían capaces de hacer por tí.

A veces, puede intuirse, pero hasta que tú no sientes ese "amor de madre", no lo sabes de verdad.

Y ahora, es cuando realmente me doy cuenta que nunca, en la vida, podré querer a mis padres como ellos me quieren a mí; igual que mi hija no podrá quererme nunca como yo la quiero a ella.

Mi hija volará, hará su vida; igual que hice yo; pero yo seguiré siendo su madre, seguiré sufriendo por ella, seguiré amándola tan intensamente como el primer día, o incluso más; porque cuanto mayor sea mayores será sus anhelos, sufrimientos, necesidades... y yo como madre anhelaré, sufriré y necesitaré con ella; siempre desde la sombra, desde esa posición en la que no parezca que molestas, pero siempre dispuesta a saltar como una leona con sus crías.

Ella pensará, "que le importa esto a mi madre", igual que lo pienso yo ahora de la mía; sin saber que el amor de una madre es como un cordón umbilical imposible de cortar; y que todo lo que ella haga, deshaga, sufra o disfrute yo lo viviré deseando que sea feliz, porque solo con su felicidad podré ser feliz yo.

Según digo esto me doy cuenta de las veces que le digo a mi madre: "mamá, deja a mis hermanos, son mayores, es su vida; déjame, es mi vida..."; y es entonces cuando asumo el papel de hija; pero si reflexiono como madre me doy cuenta que es imposible asumir "qué es su vida". Hay que asumirlo para que cada uno viva a su manera, pero nunca se le puede pedir a una madre que no sienta.

Hoy va por las madres, por las que ya son abuelas, por las que estamos casi recién estrenadas, por las que esperan con sus hijos del corazón a miles de kilómetros... por todas:


¡FELICIDADES!