Mañana empieza el cónclave. No es que me quite el sueño, la verdad; aunque si que siento curiosidad por ver quien será el nuevo Papa.
Como para todo en esta vida, se pueden tener favoritos.
¿A ver si sabéis cual es el mío?
¡Acertasteis! El negro, por supuesto.
En esto me pasa, como en su momento con Obama. No conocía nada de su programa electoral. Ni siquiera me interesé por saber si era de un partido o de otro.
Para mí era el símbolo.
Ahora me sucede lo mismo. No se de qué pie cojea el papable en cuestión. Si es de la parte más extremista o de esa mas de andar por casa, que es la más respeto me merece.
Porque aquí lo que cobra importancia es lo que uno y otro simbolizan. Lo que significa que alguien negro esté en el poder. El cambio de mentalidad que eso supone.
En su momento ver a Obama, me ponía los pelos de punta.
¿Os imagináis que tras la fumata blanca se abra el balcón y aparezca él?
Además en este caso, además de negro sería africano. El gran continente olvidado, estaría en primera línea.
Significaría tanto...