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lunes, 20 de julio de 2009

LA ESPERA (II)

Comenzó julio'07, con emoción. Nos pusimos las vacunas, nos preparamos para una posible asignación y escribimos en nuestra agenda los días del curso de padres previos al viaje.
Los días iban pasando y la llamada no llegó. Un día antes del curso, nos llamaron para decirnos que no teniamos asignación pero que sería bueno que hiciésemos el curso de padres. Nos pareció bien, cualquier cosa que fuese un paso adelante era bueno.
Llegamos temprano al curso, y justo al llegar una pareja salía del edificio abrazándose y emocionada; poco después nos enteramos que les había pasado lo que a nosotros pero a ellos les acababan de dar la noticia de que tenían asignación.
Entramos al curso, y allí estábamos unas cuantas familias. Todas tenían la foto de sus pequeños menos nosotros. Fuen un curso intenso, muy intenso, donde aguantamos estoicamente. Vivimos en directo los juicios de las familias que estaban con nosotros. En la comida del segundo y último día llegó la gran noticia de que habían sido positivos. Nosotros intentamos sonreir pero se hizo duro. Yo no aguanté más y me desmoroné como una niña pequeña. No tenía consuelo.
La directora de la Ecai, habló con nosotros y nos dijo que no había podido ser. Quizá no llegó la asignación, quizá llegó pero no se ajustaba a nuestro CI, quizá faltaba algún papel, quizá...
Nos tocaba volver a esperar, pero ahora sabiendo que éramos la primera familia en nuestro rango, con el parón del verano, y con la caja de los sentimientos abierta de par en par. ¡Se terminó la tranquilidad!!!
Agosto fue un mes de calma, con Javi sin vacaciones porque se las había guardado para viajar, y sin nada más que hacer que contar los días para que llegase septiembre.
Septiembre llegó, lleno de trabajo, de días de hospital y de silencio tenso sobre el tema. El móvil no se separaba de nosotros en ningún momento.
A mitad de mes, nos llamaron para decirnos que había inundaciones en Addis, que habían tenido problemas en la casa cuna y que lo primero era solucionar lo que pasaba allí. De nuevo, aunque reconociendo que lo primero es lo primero, un jarro de agua fría.
Llegó octubre, y la llamada seguía sin llegar. De vez en cuando llamábamos nosotros y la respuesta era siempre la misma: "Estáis a punto, están llegando asignaciones, pronto, muy pronto".
La espera era un círculo vicioso. Todos los días me levantaba esperanzada: "Hoy es el día". Según iba pasando el día y llegaba la tarde-noche, la tristeza y la desesperanza me envolvía.
Según pasaba el tiempo, la fuerza mental, psíquica y física se vió bastante mermada.
Nos íbamos enterando de asignaciones, pero la nuestra no llegaba. Un día nos citó la directora para hablar con nosotros, solo pudo darnos ánimo y nos dijo que los expedientes no llegaban completos. Nos tocaba seguir esperando.
El mes de noviembre, las lágrimas, la ansiedad, la falta de aire y la llamada nocturna a una amiga que tambien esperaba, fueron el pan de cada día.
La última semana de noviembre, fue horrible. Tan mal me vió Javi que llamó por su cuenta a la Ecai, para decírselo. De nuevo una llamada de Carmen, para decirme que ahora si que estaba a punto. Si podía aguantar un poquito más para dejar el expediente bien atado, después del puente de diciembre, llegaría la asignación.
En toda esta espera hay que decir que por la mañana me ponía mi mejor careta y salía al mundo. Intenté que la gente no se diera cuenta de lo que estábamos pasando, pero el silencio sobre el tema era una constante. Nuestros allegados sabían que lo estábamos pasando mal.
Por fin, tras el puente de diciembre, y con toda la semana esperando la LLAMADA, el jueves 12 de diciembre llamé yo.
Me lo cogió Elena, y su respuesta fue la misma: "queda poquito". No pude aguantar y le dije que Carmen me había dicho que iba a ser esa semana, me la pasó y por fin, me dio la gran noticia:
"MAÑANA POR LA MAÑANA, PODÉIS VENIR A RECOGER LA ASIGNACIÓN. ES UNA NIÑA Y ES PRECIOSA".
Solo pude decir gracias, gracias y mil gracias.
Me pilló sola, en medio de la calle pero lloré como una magdalena. Llamé a Javi y se lo conté a gritos.
Por fin al día siguiente veriamos la cara de nuestra pequeña.

4 comentarios:

  1. Realmente es una prueba dura, para cualquier persona, pasar por esta espera... Pero vaya, siempre llega la buena noticia!!
    Por lo que te leo, no se olvida, verdad?
    Un besote,
    Mariajo

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  2. La espera es muy dura y solo lo sabes cuando pasas por ello, pero todo sacrificio tiene su recompensa. Emocionante el relato, espero leer la tercera parte.
    Besos,
    Sonia
    PD te he dejado un premio en mi blog.

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  3. Me identifico tanto con tu historia... aquellos cursos los tuvimos en octubre 08... casi todos nuestros compañeros de "clase" tienen ya a sus hijos en brazos; y el resto esperando fecha de juicio; menos nosotros que ni siquiera tenemos asignación. Queda poco, poquito, estamos a las puertas... pero parece que no va a llegar en la vida.
    Muchísimas gracias por plasmar tan bien las sensaciones por las que todos en este camino pasamos...
    Un abrazo,
    Nür

    PD: Mi RSS no me había avisado de tus actualizaciones!! cagontó! Voy a ver si lo puedo arreglar...

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  4. Cuando estás muy lejos de la gran LLAMADA piensas que darías lo que fuera por estar pasando ya por la etapa del "ultimo suspiro"... imagino que cuando esté en ello no pensaré lo mismo, ya que sé que será durisimo...
    Besos.
    Laura.

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