No sé si lo leí, o lo hablé con alguna mamá adoptiva; las fechas cercanas a los cumples son complicadas para nuestros hijos.
En nuestro caso los últimos años ha sido así. No sabemos si porque ha coincidido con las vacaciones de verano y las pérdidas de rutina, si porque ha tocado o por qué, pero el caso es que en los últimos años, los días alrededor del cumpleaños de la "princesa" han sido horribles.
Tiras y aflojas, luchas de "poder", rabietas, enfados.... han sido la tónica de los últimos veranos.
Pero este, ha sido diferente.
El sábado cumplió 7 añazos, y este año, por fin, lo ha disfrutado. Ha disfrutado con los preparativos, contando los días que faltaban, decidiendo a quien invitar, hablando de las invitaciones, de la tarta, preparando la mesa la tarde del cumple... y sobre todo ha disfrutado de "su gran día".
Ha sabido apreciar los regalos, pese a que la mayoría era ropa; ha cogido el teléfono a todo el mundo que le ha llamado, le ha hecho ilusión contestar a los "wasap", ha disfrutado cada vez que llamaban al timbre y venía un nuevo invitado...
Y nosotros, los padres "babeantes" hemos disfrutado con ella.
Se hace mayor y va madurando y con ello va aprendiendo a disfrutar de las pequeñas cositas.
Quizá esté en un momento tranquilo, sin grandes "preguntas" que le acechen, y eso hace que esté más centrada.
No hay que bajar la guardia porque en cualquier momento aparecerán de nuevo los fantasmas, y además en los próximos meses se avecinan novedades que prometen "movimiento", pero por ahora disfrutaremos de lo que nos toca.
Desde África por vocación
Hace 2 meses