-Mamá, ¿por donde entra la sangre?
- La sangre no entra, está dentro del cuerpo por las venas.
- ¡Ahhh!
- Y yo, ¿de dónde salí?
(Ya lo hemos hablado pero nunca lo había preguntado tan directamente)
- Pues de la tripa.
- ¡Mamaaaaá!
- Pues claro, cariño, de la tripa de tu mamá de Etiopía.
- Y ... ¿cómo se llama?
- XXX (le he dicho el nombre)
- ¡Qué raaaaroooo!
- Y cómo no tenía dinero...
- Pues como no tenía dinero, estaba malita y no podía cuidarte te abandonó y te llevó a la casa de Carmen...
- ¡ SIIIII, y allí nos encontramos!!!
Esta conversación ya la habíamos tenido más veces, pero yo aún no me había atrevido a decir "te abandonó", siempre había sido te dejó; pero me doy cuenta que igual que crece mi hija, también crecen los niños de su alrededor, y más pronto que tarde alguien utilizará el término para referirse a su situación.
Lo mejor es que cuando antes los vaya escuchando mejor. Además utilizada con naturalidad, como parte de su historia, menos herida se sentirá cuando lo usen para hacerla daño.
Otra cosa son mis sentimientos.
Cuando la he utilizado, me ha dolido. En el día a día de mi hija se me "olvida" quién es. A veces me sorprende pensar que no ha sido siempre "mía".
Y verbalizarlo es doloroso. Saber que tu hija fue abandonada, que ha sufrido algo que nunca sufrirán la mayoría de las personas, duele.
Pero esta es nuestra historia, y la realidad. La que se asume desde el momento en el que te embarcas en esta maternidad y la que no puedes obviar, aunque en el día a día no lo estés recordando constantemente.
Desde África por vocación
Hace 2 meses