No es ningún secreto que volvemos "a las andadas".
Después de intentar la operación hermanito por "otras vías", con no muy buenos resultados; volvemos al maravilloso mundo de la adopción.
Regresamos a África para intentar cumplir nuestro sueño, aunque esta vez parece que nos vamos a decantar por Mali. En Etiopía se están alargando cada vez más los tiempos de espera, y la verdad es que entre unas cosas y otras se nos ha "echado el tiempo encima" y se llevaría un montón con Míheret.
Parece que Mali tiene menos tiempo de espera,... ya veremos.
El 2 de enero presentamos los papeles en la comunidad y la semana pasada nos llegó la apertura de expediente, así que en las próximas semanas pediremos cita para comenzar con las entrevistas.
Todo el mundo dice que esta vez será diferente, que teniendo a Míheret se hará menos duro... quizá sea cierto en cierto modo.
La espera será distinta, pero para lo bueno y para lo malo.
Ahora ya sé cosas que la primera vez ignoraba. Las mil cosas que pueden surgir y que pueden hacer que te quedes a mitad del camino, lo que se sufre en la espera de asignación, el sufrimiento aún mayor cuando tienes la foto pero aún no es tu hijo...
En fin, que esto es como lo de parir. Que la gente lo pasa fatal, pero al final repite...
Supongo que el tener una hija todo será más llevadero, al menos, el tiempo pasa mucho más rápido...
Los, casi, cuatro años que lleva con nosotros se han pasado en un abrir y cerrar de ojos; así que la espera será menos dura.
Pero claro, tengo un dilema. Odio que el tiempo pase tan rápido porque siento que mi hija crece a un ritmo que "se me escapa de las manos" y sin embargo querré que el tiempo pase rápido para poder abrazar a mi segundo hijo/a. ¡Uf, qué lío!
Desde África por vocación
Hace 2 meses